miércoles, 21 de enero de 2009

SEXO Y MUERE

La tome del brazo con fuerza y la jale hacia mi, no te vayas, le dije. Su rostro empapado, los ojos hinchados y profundos. La besé; un beso salado, oscuro, largo. Me soltó y recargó su frente en mi hombro, mojando mi camisa. Por que se tuvo que morir, me dijo. La tome de la cintura, con arrebato, con lujuria, con deseo. Siento su pubis en mi perna y ella se aparta sin fuerza. No Emilio, No! Javier se acaba de ir, No jodas, que no tienes respeto por los muertos. Yo la seguía sosteniendo, con fuerza, con deseo, con la boca salivando, con una erección mas y mas dura, con los ojos inyectados. No! Emilio, No... Suéltame cabrón! Hijo de puta, suéltame pendejo, ya... Se aparto unos pasos, fatigada por el forcejeo, yo me quede en el mismo lugar con la mirada gacha. Que no entiendes que te amo, que siempre te he amado, que este es el día mas feliz de toda mi vida, te puedo tener para mi sin mas ni mas, sin preocupaciones, ahora no nos tenemos que esconder. No digas pendejada Emilio, no mames, no entiendo lo que quieres. Vamonos Amelia, vamonos a vivir juntos, como debía haber sido hace unos años. Estas loco, y que le vas a decir a tus papás, y que va a pensar toda la gente. Que va a pensar de que? No mamen Emilio, Javier es tu hermano, Javier era tu hermano, como vas a explicar. La viuda se va con el hermano del muerto, no mames. Que no es eso lo que estábamos planeando? Como Emilio, ahora es diferente, ahora Javier esta muerto, no es lo mismo, no mames. Que te haya prometido dejar a Javier no es lo mismo, ahora esta muerto, ahora soy viuda. Un silencio nos abrazó, las miradas perdidas. Toc-Toc!! Sonó la puerta y se abrió despacio, casi confidente, era Juana. Seño, esta aquí el señor de los funerales, dice que el patrón estará listo en dos horas y que la espera en el velatorio. `Ta bien Juana, dile que allá lo veo, ve preparando las cosas que te dije y dile a Miguel que me prepare el Passat. El pasaá es el negro?. Si, el ya sabe. Se cerro la puerta despacio, con un chillido que zumbaba en los oídos. Emilio, no puedo, por mas que quiera, no... que hago. Amelia se acerco a mi, despacio, pasos sus brazos por detrás de los míos y me abrazó, me empezó a besar el cuello, la boca. Nuestras bocas juntas, húmedas, sus labios jugosos, deliciosos, salados. Me desabotonaba la caisa, pronto estaba sin ella. Me besaba el pecho, me mordió un pezón; Una mordida fuerte, rica, excitante, larga, prendió toda mi lujuria, mi deseo de tenerla. Le quite la blusa blanca manchada de rimel diluido por las lagrimas. Quite su sostén sin desabrocharlo y besé sus senos, sus pezones, los lamí con la punta de mi lengua, la pasaba por su areola y después lamía su pezón y daba mordiditas. esto la encendió mas y mas, se quito la falda y me ordeno quitarme el pantalón. Que cuerpo! me dije, con una erección durísima, casi dolorosa. Se lanzó sobre mi, completamente desnuda, solo llevaba su cadenita de oro, la que nunca se quita ''ni para bañarse'' Me hizo el amor riquísimo, casi como un rito, un rito de placer. Me cojió to-di-to, en silencio, con gemidos discretos que parecían grandes sinfonías reprimidas, me pidió que me la cojiera culo pa'rriba, con las piernas en mis hombros, y al estilo tradicional, ella abajo y yo arriba, solo que a ella le gustaba cerrar las piernas y apretar. Acuéstate, hijo de la chingada, puto perro. Me acosté. Se monto sobre mi y me cojió de-li-cio-so. Fuerte, ponte durito, cabron. Se mojaba y se mojaba, me mojaba. Me mojó todos los muslos. Como te quieres venir? Preguntó. Ya sabes. Sin salirse puso sus pies sobre la cama y me hizo unas sentadillas majestuosas. Más, más, más... Si, así perro, así hijo de puta... Más Cabrona, Más, más, más, má... aaa nn... ah... Lo mejor de mi vida, lo mas delicioso del mundo.

Llegamos al velatorio Galloso de San Ángel. ya había llegado la mayoría de la gente. Estacione el 911 en el área de estacionamiento para familiares cercanos. Amelia Bajó del auto sin esperar a que yo le abriera la puerta. La seguí pero ella se adelantó con prisa, disculpando el retardo con la mirada. a un lado del ataúd mis padres y los parientes mas cercanos, Amelia rompió el silencio con un fuerte llanto, casi ensordecedor, profundo, estaba deshecha, decía constantemente: Perdóname, Perdóname Javier, Perdóname mi vida, Se que me vas a perdonar, lo se . Perdóname, mientras abrazaba el cuerpo de mi hermano.
La vi, a lo lejos, envuelta por una nubosidad. Le pedía perdón por lo que había planeado, por que al llegar de NY le Diría toda la verdad y lo dejaría por mi, le pedía perdón por todos estos años de engaños, por nunca haberle dado un hijo, por preferirme a mi, pero sobre todo, por haberse cojido tan pasionalmente y con tal lujuria y deseo a otro cabron y no nada más a otro cabron, a su hermano, al hijo de puta de Emilio.
Preferí marcharme. Encendí el 911 y sin temor de nada ni de nadie desconecte el ESP y patiné las llantas al salir del estacionamiento de la lujosa funeraria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario